Visitas sin colas al Alcazar y a la Catedral de Santa María de la Sede de Sevilla
Descubre en nuestra visita guiada a los Reales Alcázares y a la Catedral de Sevilla dos de los monumentos más importantes de la ciudad, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
La visita guiada a estos dos monumentos es casi obligatoria para cualquier persona que quiera conocer Sevilla y. mas aún, si quieres recibir explicaciones amplias de todo lo que vas a ver y evitar largas colas para entrar.
Empezaremos nuestro tour en el Real Alcázar, residencia de la familia real española desde 1249 que Sevilla fue reconquistada a los árabes. De hecho, el Alcázar tiene orígenes árabes, del siglo X, aunque como veremos, es el resultado de obras, transformaciones, reformas y restauraciones durante siglos.
Quizás te suenen algunas de las estancias que recorreremos, ya que en los Reales Alcázares se han rodado películas como Lawrence de Arabia y series como Juego de Tronos.
Comenzaremos nuestro recorrido ante la famosa Puerta del León, una exquisita muestra de la arquitectura almohade que sirve para franquear las murallas del palacio.
Tras atravesar la Puerta del León nos adentramos en el encantador Patio de la Montería, donde desembocan algunos de los edificios más hermosos del conjunto: la Casa de Contratación de Indias, el Palacio Gótico y el Palacio Mudéjar o de Pedro I.
En el Palacio Mudéjar visitaremos lugares como el Salón de Embajadores, una de las principales salas de palacio, espectacular por su decoración y por su bóveda semiesférica.
También en el Palacio Mudéjar veremos la alcoba real, el cuarto del Príncipe, la impresionante zona de los Baños de María Padilla y patios como el famoso Patio de las Muñecas.
En el Palacio Gótico, conocido como Palacio de Carlos I, descubriremos los extraordinarios tapices flamencos en los que se relatan episodios de la Conquista de Túnez por parte del propio rey Carlos I.
Antes de finalizar nuestro recorrido por el Alcazar, nos dirigiremos a la zona de jardines donde se encuentra el Estanque de Mercurio, desde donde podremos contemplar parte de los 70.000 metros cuadras de jardines de los Reales Alcázares.
Al salir del Alcazar nos dirigiremos a conocer la cercana catedral de Sevilla, la Catedral de Santa María de la Santa Sede, el templo gótico más grande del mundo y el segundo templo cristiano en tamaño después de la Basílica de San Pedro en Roma.
Durante nuestra visita guiada a la catedral, descubrirás que fue construida sobre la mezquita mayor de la ciudad, de la cual se conservan el Patio de los Naranjos y su minarete, a partir del cual se construyó el campanario, otro de los grandes símbolos de la ciudad, conocido como la Giralda.
Dentro de la Catedral vas a ver auténticas joyas. De entre todos ellas destaca el enorme retablo del altar mayor, realizado en pan de oro, donde se muestra la vida de Cristo en 44 escenas diferentes.
También te sorprenderá la gran bóveda ovalada de la Sala Capitular. Una zona que es un verdadero derroche de arte, ya que toda ella fue decorada por uno de los pintores sevillanos más ilustres, Bartolomé Esteban Murillo, el cual realizó aquí una de sus famosas Inmaculadas, ocupando el centro de la bóveda.
Obviamente no es el único gran pintor que tiene magníficas obras en la Catedral sevillana. También aquí hay obras de Jordaens, Zurbarán o Goya. Muchas de ellas expuestas en las salas del Tesoro Catedralicio, donde también se muestran unas valiosas coronas históricas y otras joyas de orfebrería. Igualmente se puede considerar una joya la Tumba de Cristobal Colón, cuyos restos descansan aquí desde 1899.
Otras obras de arte extraordinarias son la sillería gótica del coro, el grandioso órgano que se encuentra encima del este y el altar portátil de plata, que sale en procesión durante los días de Semana Santa.
El lugar perfecto para acabar tu visita a la catedral será en la Giralda, el famoso campanario, desde donde tendrás unas magníficas vistas del centro de la ciudad.
Ese es el broche ideal para esta visita guiada que hemos empezado en los elegantes Reales Alcázares y hemos acabado en la Catedral de Sevilla, concretamente en la parte de alta de su campanario, la Giralda, el mirador privilegiado sobre el que contemplar la hermosa capital andaluza.
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