El Barrio de Santa Cruz se encuentra en el corazón de Sevilla, rodeado por la iglesia de Santa María la Blanca al norte, los Reales Alcázares al sur, la Catedral al oeste y los Jardines de Murillo al este. Y entre todos esos lugares se despliega el intrincado laberinto de calles del barrio, que siglos atrás fue la judería sevillana.
Desde la expulsión de los judíos a finales del siglo XV, el barrio entró en decadencia, hasta que a comienzos del siglo XIX comenzó su recuperación, hasta ser hoy uno de los grandes polos de atracción para los visitantes.
Toda la barriada lo conforman calles y callejas de trazado irregular. Esos callejones van desembocando en plazoletas muy animadas como la de Santa Cruz que da nombre a la zona o la plaza de los Venerables, donde abundan las tabernas y también está el antiguo Hospital de los Venerables. Según cuenta la leyenda, aquí nació Don Juan Tenorio.
Otras plazas interesantes son las de Cruces o la plaza de Doña Elvira, que antaño sirvió como Corral de Comedias. Y si se especula con el lugar de nacimiento del Tenorio, aquí se dice que nació su amada doña Inés.
Entre todas estas plazas se desperdigan las calles del barrio, en las que domina la arquitectura popular de casas bajas y encaladas que poseen en su interior animados patios. Los nombres de estas calles son de lo más sugerente, calle de la Vida, de la Gloria o de la Pimienta. O el Callejón del Agua en la que todavía se ve el conducto de agua que abastecía a la población.
Otro lugar de interés es la Casa Museo de Murillo, la casa natal del gran pintor barroco. En la misma calle se conserva el convento de la Carmelitas que fundó Santa Teresa. Y también hay que citar el Patio Banderas, un gran espacio abierto en las cercanías del Alcázar, originado en el siglo XI con el gobierno de Abderramán III, pero que hoy es una bella plaza pública.