Junto al Barrio de Santa Cruz, los Reales Alcázares de Sevilla son un conjunto monumental con muchos siglos de historia y arte. Una extraordinaria fusión entre el arte musulmán y el cristiano. Se trata del gran palacio histórico de Sevilla.En ellos se resume prácticamente toda la historia de la ciudad. Antes de que existieran, este fue el primer lugar donde se asentaron las tropas romanas que llegaron a Hispalis, luego lo ocuparon los visigodos y se llegó a construir la basílica paleocristiana de San Vicente Mártir donde fue enterrado San Isidoro de Sevilla.Tras la conquista musulmana, los gobernantes árabes rápidamente decidieron que en este mismo solar construirían su fortaleza palaciega. De este modo, se iniciaron las obras en el 720. Pero durante todos los siglos de presencia islámica en Sevilla, cada rey, emir o gobernante decidió ampliar o modificar las estancias y patios de los Reales Alcázares.No solo ellos. Tras la Reconquista en 1248, también los monarcas cristianos promovieron reformas y ampliaciones en los Alcázares. El primero Alfonso X el Sabio, quien a finales del siglo XIII decidió construir los tres salones góticos. Pero sería después, Pedro I el Cruel, quién le daría a los Reales Alcázares el aspecto mudéjar que muestra en la actualidad. Él fue quien impulsó la creación de la Capilla Gótica o el Patio de la Montería.Después llegaría Isabel la Católica que abrió aquí la casa de contratación para el Nuevo Mundo. O el emperador Carlos I que se casó en estas estancias con Isabel de Portugal. E incluso durante el siglo XVIII se construyeron más salas y pabellones en los Reales Alcázares. Estas últimas reformas son de lo más espectacular del conjunto monumental. Todas ellas estancias con vistas hacia el Patio del León, como la sala más impresionante del conjunto el Salón de Embajadores.Aquí se reciben a los altos dignatarios de otros países que visitan Sevilla, e incluso se llegan a alojar en las habitaciones de palacio, como la familia real. En definitiva, los Reales Alcázares de Sevilla son de lo más hermoso de todas las joyas históricas y artísticas de la ciudad. Por ello, no extraña que estén declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.